viernes, 12 de septiembre de 2008

Gran Inquisidor aboga por abolir la separación entre iglesia y estado

Hace unos días CNN.com citó a Joseph Ratzinger, máximo jerarca de la Iglesia Católica, expresando en un discurso en Francia que "la religión y la política deben abrirse la una a la otra". Más adelante añadió que estaba convencido de la necesidad de "una nueva reflexión sobre el verdadero significado e importancia de la separación entre iglesia y estado".

Ratzinger también dijo que las sociedades tienen que estar "más conscientes del rol irreemplazable de la religión en la formación de conciencias y la contribución que puede ofrecer -entre otras cosas- la creación de un consenso ético básico dentro de la sociedad".

No debemos ignorar que Ratzinger fue desde 1981 hasta 2005 el presidente de la "Sagrada Congregación de la Romana y Universal Inquisición", conocida desde 1965 con el suavizado nombre de Congregación para la Doctrina de la Fe. El Sumo Pontífice debe sentir nostalgia de los métodos usados en el pasado por la organización que presidió, para mantener la fe de sus fieles y convertir a nuevos creyentes.

La historia de la Inquisición tiene sus inicios cerca de la ciudad de Albi, al sur de Francia, donde los cátaros practicaban el cristianismo de un modo algo diferente a las doctrinas que venían de Roma. El papa Inocencio III decidió, en 1208, declarar una cruzada contra los cátaros. El papa ofreció la tierra de los cátaros a cualquiera que quisiera unirse a la cruzada. Con la ayuda de Luis VIII, rey de Francia, Inocencio III exterminó a todo el pueblo cátaro, estimado entre 200,000 a 1,000,000 de personas. Según el historiador Cessari d’Heisterbach, cuando los mercenarios preguntaron cómo distinguirían a los cátaros de los católicos, el inquisidor Arnaud Amaury, quien estaba a cargo de la cruzada, les ordenó: «Matadlos a todos, que Dios reconocerá a los suyos».

Después del genocidio de Albi, la institución fundada por Domingo de Guzmán fue responsable por aproximadamente 9 millones de muertes, la mayoría quemados vivos, torturados, o ahogados. Los condenados por herejía eran, en muchos casos, estudiosos de diversas disciplinas de las ciencias.

Pero, ¿qué de malo tiene unir religión y política? echemos un vistazo a algunas sociedades en las que la religión y la política "se abren la una a la otra": El código penal de Paquistán, en su sección 295-C, establece la pena de muerte por el delito de blasfemia. En Afganistán, en 2006, Abdul Rahman fue acusado ante la justicia por convertirse al cristianismo, y enfrenta juicio con posible sentencia de pena de muerte. En septiembre de 1992, Sadiq Abdul Karim Malallah fue decapitado públicamente en Arabia Saudita por los crímenes de apostasía y blasfemia. En Afganistán, bajo el gobierno del Talibán, la pena por homosexualidad era la ejecución. El método era derribar una pared con un tanque de guerra, que caería sobre el convicto, sepultándolo vivo.

Nadie se engañe creyendo que esta barbarie es exclusiva de los países islámicos. En Gran Bretaña, en 1922, John William Gott fue sentenciado a nueve meses de trabajos forzados por blasfemar. En 1954 Alan Turing, héroe británico de la Segunda Guerra Mundial, fue convicto del delito de homosexualidad. La sentencia fue recibir inyecciones de hormonas que le produjeron crecimiento de senos e impotencia, entre otros terribles efectos.

En EEUU existe la separación constitucional de iglesia y estado. Tal vez por esa razón no se dan aún las situaciones presentadas anteriormente. Pero no hay que descuidarse porque existe la clara intención en la derecha republicana fundamentalista de establecer una especie de Taliban Americano. El vínculo anterior les presenta una muestra del pensamiento que domina los círculos de poder en Estados Unidos. Ideas retrógradas y muy peligrosas que pueden ser más dañinas que la mismísima Inquisición. Basta con citar a James Watt, Secretario del Interior durante la presidencia de Reagan: "No tenemos que proteger el ambiente. La Segunda Venida está cerca."

Randall Terry, de Operación Rescate, hablándoles a los homosexuales: "Cuando yo, o gente como yo, gobernemos el país, huyan, porque los encontraremos, los juzgaremos y los ejecutaremos. Créanme, haré parte de mi misión que los juzguen y ejecuten."

Star Parker, de la Coalición de Renovación Urbana y Educación: "Cualquiera que crea en la separación de iglesia y estado tiene que irse ahora mismo."

William Rehnquist, Juez Presidente del Tribunal Supremo de Estados Unidos: "La 'Pared de separación entre iglesia y estado' es una metáfora basada en una mala historia, una metáfora que ha probado ser inútil para juzgar. Debe ser francamente y explícitamente abandonada."

Sarah Palin, candidata a vicepresidenta de EEUU, sobre la participación de soldados en la guerra: "Nuestros líderes nacionales los envían para hacer una tarea que viene de Dios."



En conclusión, la apertura que propone Ratzinger durante su visita a Francia hace tiempo que tiene eco en Estados Unidos y es en este continente donde se expresa con más claridad sus motivos y propósitos.