El fin de semana del 19 al 21 de agosto de 2011 participé, junto a mi esposa, de un retiro para parejas conocido como Strong Bonds, y ofrecido por el Cuerpo de Capellanes de la Guardia Nacional Aérea de Puerto Rico. En principio, nuestra participación no estuvo determinada porque creyéramos que nos hiciera falta o que nos beneficiaría, sino porque como miembro de dicha organización militar, mi asistencia era obligatoria. De hecho, desde febrero, cuando la fecha preliminar de "Strong Bonds" coincidía con el baile anual de la Guardia Nacional, mis compañeros y yo recibimos instrucciones claras de no reservar boletos para el baile.
Más tarde, en mayo pasado, cuando la directora del "Airman and Family Readiness Program" visitó mi escuadrón para darnos más detalles, aproveché para preguntarle:
-¿Es este un evento religioso?
-No, no es un evento religioso. Es posible que en algún momento se hable de Dios, pero no es un evento religioso.
El asunto de la religión en una actividad auspiciada por el Gobierno Federal, no solo me irrita bastante, en mi carácter personal, sino que constituye también una violación a la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos. En julio, cuando la organizadora nos visitó nuevamente, anticipó que los asistentes recibiríamos "bendición".
En esos mismos días solicité la intervención de un oficial de alto rango, a quien la misma funcionaria le reiteró el carácter no religioso de la actividad, pero esta vez su versión da un nuevo giro: la participación no es obligatoria. De hecho, para ser justo, jamás escuché de ella que la asistencia fuera compulsoria, pero esa era la orden desde mi cadena de comando. De cualquier manera, obligatorio o no, mi esposa se había entusiasmado demasiado como para decirle que ya no íbamos. Así que, armado de paciencia y resignación, y con una pizca de curiosidad, hicimos maletas y salimos para el Caribe Hilton.
La charla del viernes en la noche, ofrecida por el Capellán Angel Sánchez, trataba sobre la importancia de saber apreciar esas "bellas imperfecciones" de la pareja. Desafortunadamente no llegamos a tiempo para poder escucharla en su totalidad. Verdaderamente, lo lamento, porque los pocos minutos que estuvimos allí nos dieron la impresión de que fue muy buena, y sobretodo, muy pertinente.
En la mañana del sábado continuó el Capellán Sánchez dirigiéndose a nosotros, pero esta vez su alocución era menos convincente, y mucho menos pertinente. Su presentación en Powerpoint contenía muchas aseveraciones basadas en opiniones, que no se sustentaban con citas o referencias a estudios o estadísticas. "Los hijos de los divorciados son más (infelices, desventajados, etc.)". Estas y otras expresiones sin fundamento racional se complementaban con vídeos dirigidos a desbordar emociones y provocar lágrimas, aunque su contenido no tuviera pertinencia con las relaciones de pareja. El vídeo del guitarrista Tony Meléndez puede resultar inspirador y muy emotivo para algunos, pero no puedo imaginar que alguna pareja haya mejorado su relación después de verlo.
La siguiente charla estuvo a cargo del Capellán Ramón Orlando Tirado Correa, quien inició, como en todas las charlas, con una oración, y luego, con una canción religiosa. El Capellán Tirado se caracteriza por usar la música como medio para animar su audiencia. Usó, como parte de su presentación en Powerpoint, escenas de la película The Passion of the Christ y nos repitió el vídeo de Tony Meléndez. Antes de concluir presentó la técnica de comunicación que llamó el piso (the floor).
En la tarde tuvimos un taller dirigido por el Capellán Walter Gómez Baca. Gómez es peruano, tiene 59 años y lleva 31 años como sacerdote. Los sacerdotes Sánchez y Tirado son puertorriqueños y no pasan de 45 años. El capellán Gómez nos pidió que anotáramos diez características positivas de nuestra pareja. Luego nos pidió 20 características positivas y un defecto que compartiéramos ambos.
Tras repasar nuestro acervo de adjetivos y, de paso, halagar a nuestra pareja, tuvimos la charla del Capellán Enio Agüero y su esposa Myrthala. El Teniente Coronel Agüero es peruano y ejerce como pastor bautista en Georgia, Estados Unidos. Agüero y su esposa tienen 27 años de casados y dos hijos adultos. Curiosamente, aunque su trabajo en Powerpoint no pudo presentarse por dificultades técnicas, su charla fue, en mi opinión, la más pertinente, vivencial (obvio, están casados), e inspiradora. Sin embargo, no dejó de perturbarme la insistencia de Agüero de que Dios es la persona más importante en mi relación de pareja, y que mi matrimonio es entre tres. Definitivamente, nada que ver con el "ménage à trois" que, ocasionalmente, mi creativa imaginación inventa.
Terminadas las charlas del día, y tras tres horas de descanso, tuvimos la cena y la ceremonia de renovación de votos. Renovar votos matrimoniales, o casarse, aunque sea simbólicamente, otra vez, me resulta algo muy íntimo y muy privado, que amerita la cortesía de preguntar a los asistentes si quieren participar de dicha ceremonia. Pero los organizadores no lo vieron así. Se daba por hecho que todos los participantes querían renovar votos matrimoniales, o tal vez, quisieran o no, eso era lo que les convenía.
La ceremonia fue muy bonita y muy emotiva, casi perfecta, de no ser porque el Capellán Gómez lució autoritario y controlador al acomodar las parejas en un círculo. El Capellán Tirado Correa dirigió un coro, presumiblemente miembros de su parroquia, que aportaron notablemente a hacer la noche muy especial. Estuvieron magníficos.
El domingo en la mañana tuvimos una última charla con el Capellán Agüero y su esposa. Ésta estuvo extraordinariamente cargada de religiosidad, conceptos bíblicos y dogma cristiano. Todo esto, reforzado con una breve participación del Asistente de Capellanía Figueras, insistiendo en la misma línea.
Al finalizar todas las actividades le expresé mi sincera felicitación a la directora del programa y al resto de los organizadores. Ellos habían trabajado afanosamente durante largas y agotadoras horas para que el evento fuera exitoso. Y a juzgar por la alegría que expresaba mi esposa, su esfuerzo valió la pena. Pero aunque sería mezquino de mi parte menospreciar todo su esfuerzo, me queda la fuerte impresión de que las Fuerzas Armadas de Estados Unidos nos obsequian un fin de semana de hotel a cambio de atragantarnos con un proselitismo religioso, marcadamente sectario, y burdamente contrario a los principios constitucionales y la tradición secular que distinguió a los "padres fundadores" de esa nación.
martes, 23 de agosto de 2011
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